El día de hoy me levanté tarde; entro a trabajar a las seis de la mañana así que cuando veo el reloj con los números 5:35 me percato que tengo el tiempo justo para poder cambiarme y salir corriendo esperando llegar casi a tiempo. Maldito tiempo.
La ciudad parecía estar más oscura de lo común, a las afueras de varias casas aún había grupos de personas tomando, ya muy borrachos para preocuparse del tiempo. Cuando llego al trabajo, veo que el reloj lo tenían con una hora de retraso; qué maldita risa, eso pensé hasta vi que no, ¡era mí teléfono con una hora de adelanto!
Me fustra un poco el hecho de haberme desprendido de un periodo de sueño del cual yo tenía derecho a disfrutar debido a alguna extraña configuración de mi teléfono, tal vez.
Lo único que me reconforta en este momento, en el que escribo en uno de los vestidores esperando a que sean las seis es que no fui el unico al que le pasó lo mismo… Sí, que otros hayan pasado por lo mismo disminuye mi rencor hacia mi celular y hacia la acción tecnológica tonta de adelantar el tiempo.
Pero bueno, el hecho de que sea sólo una jornada de seis horas es otro motivo del cual alegrarse.
Maldito tiempo.
