Los post-its son esos bloques de notas de diferentes dimensiona que me he acostumbrado a utilizar, tanto que cuando me quedo sin ninguno, quiero salir corriendo a la papelería a comprar más. Ayer, con el nacimiento de un nuevo post-it que puede que llegue a tener una larga existencia colocada en la pared de la casa, fue el motivo por el que escribo esta entrada y donde además comparto los post-it que se han ido colocando alrededor del departamento y que se han acumulado en distintas partes de la casa desde el semestre pasado.
El post-it de las pastillas

El post-it de los dibujos

El post-it de la dinastía

El post-it de mando

Los post-it sobre el lavado de los trastes
El post-it de la izquierda fue el primer intento para reducir la cantidad de trastes que se ensuciaban al día. Probablemente el primero surgió efecto, pero no lo suficiente, así que se tuvo que ser más específico.
El post-it motivacional
El post-it más reciente (hasta la fecha): Las palabras nominadas a mejor palabra del 2016.

Este último post-it fue quemado y apuñalado con una navaja, pero fuera de eso, si su pegamento se deteriora y cae, siempre habrá un imán dispuesto a sujetarlo en el refri.
¿Escribir post-its por tradición?
Esto de escribir en los post-it y pegarlos en distintas áreas de la casa es algo que creo que empezará a ser costumbre, ya que el número de post-it pareciera ir en aumento. Algunos son utilizados para recordar, registrar, motivar o simplemente para jugar, cada uno representa el registro de problemáticas, de las ilustraciones de amigos y tareas que ya se han realizado. En verdad no me molestaría tener en alguna caja, todos los post-it que se acumularan a lo largo de mi estancia, fuera de mi ciudad natal. A pesar de que algunos post-it llevan tiempo pegados y hasta llegan a perder su significado original, a veces, verlos me ocasiona una sonrisa.